La maloclusión puede ser producida por muchas y diferentes causas que podemos dividir en dos grupos:
a) hereditarias. Son aquellas que pasan de padres a hijos, como por ejemplo el prognatismo de la casa de los Austrias.
b) adquiridas. Son todas aquellas que, a lo largo del crecimiento del niño, vienen a alterar el desarrollo de los dientes y los maxilares.
Entre estas últimas podemos encontrar:
-el chupete y la succión del dedo. Son hábitos tanto más perniciosos cuanto mayor sea su duración, la intensidad y la frecuencia de los mismos, Si se prolongan más allá de los cuatro años de edad, pueden provocar alteraciones dentoesqueléticas de difícil solución.
-la deglución atípica. Es otro hábito frecuente que consiste en que la lengua empuja a los dientes al tragar y, al igual que el chupete, puede provocar una mordida abierta u otras alteraciones.
-la respiración bucal. Es quizá la más frecuente causa de alteraciones en el buen desarrollo de la cara. Suele ser debida a unas vegetaciones grandes (hipertrofia de adenoides), a catarros frecuentes, a rinitis alérgicas, etcétera, que impiden la normal respiración nasal. Acaba provocando una cara larga con poco desarrollo mandibular y muchas veces, una maloclusión de Clase II. A este conjunto de alteraciones se le llama "Facies Adenoidea"
-la erupción anormal de los dientes permanentes. Cuando los incisivos superiores hacen su aparición entre los seis y siete años y se colocan anormalmente, provocan una mordida cruzada anterior que, si se deja evolucionar, produce un prognatismo mandibular muchas veces solo corregible mediante cirugía.
-así mismo, una mordida cruzada lateral, que al principio es fácil de solucionar, puede llegar a producir una asimetría facial que más tarde, como el prognatismo, solo tendrá solución quirúrgica.
-las alteraciones en el número de dientes, tanto por defecto (agenesias) como por exceso (supernumerarios) deben diagnosticarse precozmente para evitar trastornos futuros de difícil solución ortodóntica.
-la caries, tan frecuente en la población infantil y sobre todo en la dentición de leche, no recibe la importancia que merece. Es la causa más frecuente de maloclusiones, siendo necesario empastar los dientes y las muelas de leche que tengan caries para prevenir la pérdida de espacio por el desplazamiento de los dientes más próximos.