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Ser mayor no significa tener los dientes envejecidos.

El envejecimiento dental es un proceso natural causado por los alimentos y bebidas, el tabaco, el vino, el cepillado dental o el desgaste natural de los dientes.

Con los años los dientes se oscurecen, se desgastan y se descolocan. Los dientes maduros se presentan más oscuros y hasta con menos volumen. Con el paso del tiempo el perfil de la sonrisa se hace más recto y esto hace que las sonrisas parezcan menos agradables.

Con las nuevas técnicas de cosmética dental, y tras un diagnóstico exacto de su problema, podemos conseguir unos dientes más juveniles dando luz y volumen, y alargando aquellos dientes desgastados, feos o manchados, lo que dará a la sonrisa un perfil más juvenil y luminoso.

¿Cuándo necesito un rejuvenecimiento dental?

El rejuvenecimiento de los dientes es necesario en aquellos pacientes que detecten un deterioro de la fuerza de su sonrisa o el desgate de su dentadura. El envejecimiento dental suele presentarse con algunos síntomas, tales como: los dientes suelen juntarse y amontonarse, menor volumen y blancura de los dientes, o los perfiles rectos de los bordes de los dientes.

En ese momento, cuando la estética del paciente frente al espejo le alerta del deterioro, o cuando, en una de sus revisiones periódicas la dentista, el profesional experto le alerte de estas circunstancias, es cuando hay que plantearse someterse a este tratamiento para nuestra dentadura.

Cómo funciona el rejuvenecimiento dental

El proceso de rejuvenecimiento dental se lleva a cabo a través del blanqueamiento dental, carillas, coronas de porcelana, contorneados o cirugía sobre las encías, entre otros.

El objetivo siempre es pulir aquellos organismos que estén restando estética y salud sobre los dientes, así como aquellas circunstancias que se encuentren en una fase incipiente de un posterior problema, no sólo de estética y envejecimiento dental, sino también de salud dental del paciente.

¿Alguna duda?

La ortodoncia es necesaria. Cierto que puede dar la impresión de que se realiza meramente por estética, pero la verdad es que los dientes en buena posición y una correcta mordida alargan la vida de la boca.

 

Los dientes en mala posición se quiebran con facilidad, atrapan partículas de alimentos que desencadenan en caries dental y en enfermedades de las encías, disminuyen la calidad de la masticación, lo cual produce problemas digestivos tales como estreñimiento, gases o malnutrición. Obviamente, una digestión deficiente termina afectando a la salud general del individuo.

 

En el caso de trastornos mandibulares, además de afectar a la calidad de la masticación que, como ya hemos visto, puede causar graves consecuencias, el uso de la mandíbula es tan frecuente a lo largo del día (hablar, bostezar, comer…) que el trastorno puede acabar derivando en una artritis de esta articulación y, en casos extremos, causa trabamiento de la mandíbula impidiendo la apertura de la boca y afectando a la capacidad auditiva (sordera).

Afortunadamente un tratamiento ortodóntico realizado a tiempo puede corregir estos defectos.

Unos dientes bien alineados y una adecuada mordida permiten entre otras cosas evitar desgastes producidos por contactos prematuros, previenen la acumulación de placa bacteriana responsable de la caries y de problemas en las encías además de ofrecerle una perfecta sonrisa.

Toda edad es buena para comenzar un tratamiento de ortodoncia. Siempre que haya dientes torcidos o mal alineados, dificultades mandibulares o cualquier cuestión sobre la boca, es el momento adecuado para visitar al ortodoncista y salir de dudas. No importa la edad.

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